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Las Estrategias detrás de la vacuna de Refuerzo contra el COVID-19

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la eficacia de las vacunas se mide observando cuán bien protegen a las comunidades. Las vacunas ofrecen una protección sólida, pero lleva tiempo desarrollar una inmunidad completa. Para las vacunas de dos dosis, la primera dosis proporciona protección parcial y la segunda la aumenta. La inmunidad máxima se alcanza unas semanas después de la segunda dosis. Las vacunas de una sola dosis alcanzan su máxima inmunidad unas semanas después de la vacunación.

Por lo general, se administra una primera dosis de refuerzo 4-6 meses después de completar la serie primaria. El refuerzo puede ser una vacuna con la cepa ancestral o una que contenga una cepa variante. Dado que la eficacia de la vacuna disminuye con el tiempo, se debe ofrecer una segunda dosis de refuerzo 4-6 meses después de la última dosis. Si se pierde este período de tiempo, se debe administrar lo antes posible, especialmente a los grupos prioritarios con mayor riesgo. Para mantener el más alto nivel de protección, es esencial recibir todas las dosis de la vacuna ofrecidas.

Según la información publicada por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la eficacia de la vacuna puede variar según poblaciones específicas, como las personas mayores o aquellas con condiciones de inmunocompromiso. Además, factores como el tipo de vacuna, el número total de dosis recibidas y el tiempo transcurrido desde la última dosis pueden influir en su eficacia. El CDC evalúa regularmente la eficacia de la vacuna para identificar cambios que podrían atribuirse a las variantes emergentes del SARS-CoV-2 o a una disminución en la protección de la vacuna con el tiempo.

Como menciona el Centro Colaborador de la OMS para la Seguridad de las Vacunas, la duración de la protección varía según la vacuna y la inmunocompetencia del receptor. Las personas inmunocomprometidas pueden requerir una dosis adicional en la serie primaria para provocar una respuesta inmune más fuerte. La inmunidad contra la infección leve puede disminuir en los meses posteriores a la vacunación, especialmente en los adultos mayores. Esto ha llevado a la implementación de dosis de refuerzo en muchos países, dirigidas inicialmente a grupos de edad avanzada.

La eficacia del número estándar de dosis primarias de la vacuna contra la infección por el SARS-CoV-2 y la enfermedad leve de COVID-19 disminuye con el tiempo. Sin embargo, la protección contra la enfermedad grave y la muerte, incluso contra la variante Ómicron, sigue siendo alta. La administración de una dosis de refuerzo aumenta significativamente las respuestas inmunes, especialmente en los adultos mayores. La OMS recomienda que los países prioricen a los grupos más vulnerables y a los trabajadores de la salud al ofrecer dosis de refuerzo. Este enfoque tiene como objetivo minimizar el riesgo de un aumento en los casos graves y las muertes y fortalecer la resiliencia de los servicios de salud.

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